sábado, 30 de agosto de 2008

EL VALOR DE EDUCAR

Texto de referencia

El valor de Educar
de Fernando Savater
Editorial Ariel, 1997.


Un primer punto de lo planteado por el autor que queremos resaltar aquí, es la falsa contraposición entre educar e instruir. Para lograr eficientemente una buena educación es necesario instruir y no se puede hacer esto último sin hacer lo primero. Plantea Savater:

"¿Cómo van a transmitirse valores morales o ciudadanos sin recurrir a informaciones históricas, sin dar cuenta de las leyes vigentes, del sistema de gobierno establecido, etc.?
¿Cómo puede instruirse a alguien en conocimientos científicos sin inculcarle respeto por valores tan humanos como la verdad, la exactitud o la curiosidad?"

Una buena ducación supone la enseñanza integral de aspectos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Hacer esto es de mucho más valor que solo focalizar en lo conceptual. El valor no es solo pensando en la preparación laboral-profesional, sino en el desempeño ciudadano.

“Una persona capaz de pensar, de tomar decisiones, de buscar información relevante que necesita, de relacionarse positivamente con los demás y cooperar con ellos, es mucho más polivalente y tiene más posibilidades de adaptación que el que solo pose una formación específica” (Juan Delval)

En la misma línea se expresa Juan Carlo Tedesco cuando afirma:

“El desempeño productivo y el desempeño ciudadano requieren el desarrollo de una serie de capacidades … que no se forman ni espontáneamente, ni a través de la mera adquisición de informaciones o conocimientos. La escuela… debe, en síntesis, formar no sólo el núcleo básico del desarrollo cognitivo, sino también el núcleo básico de la personalidad”

Un segundo punto que tomamos del texto tiene que ver con uno de los grandes objetivos o metas de la Educación: la libertad. Existe acá una paradoja ya que siendo el objetivo explícito de la enseñanza conseguir individuos auténticamente libres, el camino para lograrlo implica pasar por coacciones instructivas; por diversas maneras de obediencia y de disciplinamiento.

Savater define:

“Ser libre es liberarse: de la ignorancia prístina, del exclusivo determinismo genético moldeado según nuestro entorno natural y/o social, de apetitos e impulsos instintivos que la convivencia enseña a controlar”

Para esto lo Educación juega un papel preponderante:

“El objetivo de la enseñanza es desbrozar por imposición la libertad latente del neófito para que floresca plenamente”

Así que, por un lado la educación es fundamental para "liberar" a la persona y, al mismo tiempo esto implica un necesario disciplinamiento y una cierta coacción sobre ella. Dirá Savater que en cierta medida para educar a un joven (niño o adolescente), es necesario contrariarlo. La inmadurez del alumno en esta etapa le impide ver, a mediano y largo plazo, el valor de la educación.

Dirá Savater:

“No es que los pequeños no deseen saber, pero su curiosidad es mucho más inmediata y menos metódica que lo exigido para aprender”

“La completa ignorancia no suele ser ni siquiera inquisitiva, mientras que saber un poco abre el apetito de sabr más. El niño no sabe que ignora, es decir, no echa en falta los conocimientos que no tiene”

Preguntas de reflexión de la práctica docente a partir de los conceptos del autor

1. Plantee un ejemplo concreto de su trabajo profesional en este año donde se vea la imposibilidad real de instruir sin educar o de educar sin instruir.

2. Ejemplifique una situación vivida por usted (como alumno o como profesor), donde se pueda ver la paradoja: la libertad como gran objetivo de la educación y la coacción y/o disciplinamiento que ella implica.




lunes, 4 de agosto de 2008

ÉTICA Y ÉTICA PROFESIONAL

Texto de referencia:
Invitación a la ética,
de Fernando Savater
Editorial Anagrama, Barcelona, 2005


El autor llama ética a:

“la convicción revolucionaria y a la vez tradicionalmente humana de que no todo vale por igual, de que hay razones para preferir un tipo de actuación a otros, de que esas razones surgen precisamente de un núcleo no trascendente, sino inmanente al hombre y situado más allá del ámbito que la pura razón cubre”

Son varias las características de ética que de esta definición podemos extraer. (Al finalizar haremos una esquematización de las mismas).
Por lo pronto notemos que a diferencia de la moral, la ética es inmanente y no presupone por esto, “que todo vale”, o que “todo da igual”. La esfera laboral, y en particular la laboral docente, no escapa a esto, no escapa a una visión ética de la misma en donde, revolucionariamente, debemos evaluar nuestra acción ya que, como dice Savater, hay razones para preferir un tipo de actuación a otra. Un segundo punto que caracteriza la ética es que la misma tiene que ver con la acción humana, tiene que ver con que hago.

A diferencia de la moral, “...la pregunta radical en torno a la cual gira la ética no es ¿qué debo hacer?”. Más adelante afirma el autor, suscribiendo al filósofo Spinoza, que más apropiada es la pregunta “¿qué puedo hacer?”; finalmente, la pregunta en la cual la ética se asienta con toda su “firme fragilidad” es: ¿qué quiero hacer?” El querer aquí es aquel que radicalmente me constituye, del cual van a brotar mis normas y valores, es, en palabras de Savater “mi deber y mi posibilidad”. En síntesis, el querer es quien funda el deber y también es él quien descubre la posibilidad.

Con esta concepción de la ética, la misma pasa a ser esencia misma de la realización personal y de la realización profesional en particular. Dice Savater:

“¿Qué es lo que quiero? Llegar a ser plenamente yo, es decir, ser no cosa, mantenerme en una totalidad abierta en la que pueda confirmarme como autodeterminación, o sea como creación y libertad”.

Bajo esta concepción, no es exagerado decir, como ya lo hicimos, que la realización profesional docente, la gratificación laboral depende, en buena medida, de la relación ética con el otro en la actividad docente. Dirá Savater:

“Lo que el yo quiere es reconocimiento de su abierta totalidad creadora, es decir, relación de mutuo apoyo y estímulo con otro yo”

Es en la relación ética con el otro donde se conscientiza lo que el hombre quiere y lo que el hombre es, en otras palabras lo que el hombre “quiere ser”. En nuestro vínculo docente – alumno se plasma lo que queremos ser y de ello devendrá, en buena medida, la realización y la gratificación profesional.

En esta relación ética con el otro, en el ámbito profesional docente y más en particular aún, en el ámbito de la clase, del aula, la comunicación racional es la forma privilegiada:

“...mantener una relación ética con los otros es estar siempre dispuesto a concederles la palabra y a poner en palabras lo que exigimos de ellos, lo que ofrecemos o lo que les reprochamos”

Por todo lo que muy esquemáticamente hemos presentado de las ideas de ética para este autor, es claro que la misma no supone:
algo innato;
algo que está al comienzo;
algo que resulte por impulso espontáneo.

Por el contrario, la ética es, para Savater:
Un resultado
Una conquista
Una propuesta de ideal
Un resultado inmanente
Una forma de relación con el otro
Una cualidad que se asiente en la pregunta ¿qué quiero hacer? Una cualidad que privilegia la comunicación racional


Reflexiones de la Práctica Docente a partir de la propuesta del autor:

1. Ejemplifique con alguna vivencia o situación que le haya tocado en la práctica con grupo a cargo, la relación ética con el otro a través de una comunicación racional.

2. ¿Podría ejemplificar, en su caso particular, la conceptualización del autor: el querer es quien descubre mis posibilidades y quien funda el deber en mi?

domingo, 3 de agosto de 2008

INDISCIPLINA EN EL AULA

Texto de referencia


Propuestas de intervención en el aula,
de Gómez, Mir y Serrats
Narcea, S.A de Ediciones Madrid, 1995


Se habla de crisis de valores en nuestra sociedad cuando en verdad lo que hay es crisis de las valoraciones; la crisis es nuestra, no de los valores. Lo que está ocurriendo en las sociedades es una situación de transformación de la escala de valores. La escala de valores es lo que hace diferentes a unos hombres o grupos de otros.

La Escuela no permanece aislada o ajena a los impactos de estas transformaciones. Muchas veces los valores promovidos por la institución Educativa no son vistos y valorados como prioritarios o importantes por los estudiantes, debido a la contradicción de estos con los valores que ellos sostienen en sus grupos de origen (familia, barrio, religión, etc.)

Cada persona asume un número limitado de valores de manera más o menos conscientes y son ellos los que fundamentalmente determinan sus actitudes y conductas. También es importante saber que el proceso de construcción y reconstrucción del sistema de valores en una persona, es algo continuo.

En el pasaje de la persona por el sistema educativo, particularmente en los niveles primario y secundario, se recibe de manera sistemática la enseñanza de algunos valores. La Institución Educativa selecciona como finalidad distintos tipos de ellos a los que conviene potenciar de acuerdo con los principios y las pautas marcadas socialmente.

Pero, como dijimos, la Escuela padece las consecuencias de la mencionada crisis de las valoraciones. Muchas veces para el alumno el educador no es un representante de los valores vigentes en una sociedad que a su vez cambia permanentemente. De la mano de ésto hay otra variable que actúa poderosamente: la negación de autoridad que muchas veces padecen los docentes. La no autoridad del profesor actúa en contra de la enseñanza de valores y en contra de los resultados y rendimientos escolares en general.

Desde la Didáctica enfatizamos en decir que la autoridad docente es algo que cada profesional debe "ir ganándose" con su actuación. Propuestas de clases interesantes, motivantes, bien pensadas, son cosas que los estudiantes, a la corta o a la larga, valoran y que llevan a un respeto del docente. El buen dominio disciplinar es otra fortaleza que hace a la calidad de la propuesta didáctica o propuesta de aula. Desde nuestro punto de vista, lo que podemos llamar "ética profesional docente" (temática que estaremos abordando en este espacio), es el trasfondo de una autoridad docente bien ganada.

Por otra parte, en la educación de los adolescentes, la confianza y un enfoque positivo para el encuentro de soluciones, por parte del docente, es fundamental. Al respecto nos dicen Gómez, Mir y Serrats:

"Educación es ante todo y siempre, amor, pero en la adolescencia hay que acompañarlo de confianza obstinada, voluntad de hallar lo que de bueno en cada uno y apoyarse sobre lo positivo para hacer progresar en los chicos y chicas un desarrollo personal y auténtico."

La autoridad y firmeza, acompañada de plasticidad, y libertad, son cualidades que los docentes debemos cultivar para educar a los adolescentes. Muchas veces los llamados "problemas de indisciplina" de los adolescentes en el aula, tienen su raíz en la ausencia de estas cualidades en el docente.

"Una disciplina bien encauzada jamás restará libertad al adolescente, ni mermará su espontaneidad, siempre que evitemos los extremismos: ni criticarlo todo, ni excusarlo todo. No advertirle ni prevenirle es, no ofrecerle nuestra experiencia, ni la posibilidad de elegir entre arriesgarse libremente o no."

En los textos seleccionados podemos claramente apreciar que lejos de ser una cualidad autoritaria y/o que lesione los derechos del estudiante, la postura docente amable y abierta, pero también firme y segura, es necesaria para educar al estudiante adolescente. Bajo esta premisa caben enseñar las pautas de convivencia en sociedad y en democracia, como parte sustancial de la disciplina en el aula y también fuera de ella.

La verdadera libertad no está en hacer lo que se quiera sino en hacer aquello que conviene, para el desarrollo personal y social; las llamadas comunmente "indisciplinas de los estudiantes en el aula", muchas veces son acciones no solo no convenientes para el funcionamiento del grupo como tal, para el desarrollo de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, sino también para el desarrollo de la propia persona que las lleva adelante.

Muchas veces también estas indisciplinas implican avasallar los derechos de la otra persona: el profesor, los demás compañeros de clase, los padres de los estudiantes, la sociedad en su conjunto. En este sentido, es responsabilidad del docente que en su aula se den las garantías para que nadie sea lesionado en sus derechos.


Preguntas de reflexión y aplicación a la Práctica Docente:

  1. Explicite alguna acción efectuada con miras de modificar "indisciplinas de aula", en donde se vean reflejadas las siguientes características: libertad, amabilidad, apertura, espontaneidad, firmeza.
  2. Cite algún ejemplo de valor que usted personalmente ha intentado promover y que por la "crisis de valoraciones", ha encontrado dificultades u obstáculos en su enseñanza.
  3. Nombre una característica en su accionar docente que en su opinión haya servido a los fines de "ganarse la autoridad" del estudiante.